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10/11/2025 20:38

Energía en Movimiento

El instructor salteño Atilio Rojas explicó en Mesa Chica los principios del taichí, una disciplina que combina respiración, equilibrio y conciencia corporal para alcanzar bienestar físico y mental.



En el cierre del programa Mesa Chica, el instructor Atilio Rojas llevó serenidad y sabiduría oriental al estudio. Con tono pausado y mirada profunda, habló del taichí —o taichuan, como se lo conoce en su origen—, un arte marcial interno que busca armonizar cuerpo, mente y energía.


“El taichí parte del Tao, del equilibrio entre el yin y el yang. Todo es energía en distintas graduaciones, y el cuerpo es el canal que la manifiesta”, explicó Rojas, quien lleva años dedicándose por completo a la enseñanza y práctica de esta disciplina.


Destacó que la respiración es la base de todo proceso de bienestar. “Lo primero que conectamos es el aire. Respirar conscientemente por la nariz genera relajación, mejora la memoria y ordena la mente. La neurociencia hoy avala lo que la sabiduría oriental sabía hace miles de años”, remarcó.


El taichí, sostuvo, no es solo un ejercicio físico: es meditación en movimiento. “Cuando uno practica lentamente, desarrolla estabilidad, reflejos y una atención especial que lo lleva a un estado de contemplación. No se trata de pelear, sino de entender la fuerza silenciosa”, dijo.


Rojas subrayó que cualquier persona puede practicarlo, sin importar edad o condición. “Todos son bienvenidos. Lo importante es la alineación y la respiración. Desde ahí, todo fluye. Es una práctica que previene lesiones y acelera la recuperación física”, aseguró.


Además, contó que su trabajo se complementa con la corriente terapéutica Humano Puente, que vincula emociones y salud. “La medicina china sostiene que toda enfermedad tiene una raíz emocional. Cuando entendemos eso, empezamos a sanar de verdad”, explicó.


Con humor, Rojas reconoció que hoy el desafío es más interno que físico: “Ya nadie se pelea en la calle; peleamos con memes. El taichí sirve para otra cosa: para vivir con más calma, más vitalidad y más conciencia”.


Antes de despedirse, el instructor invitó a sumarse a sus talleres y encuentros en Salta. “No hay niveles ni maestros. Todos somos aprendices. Cuando uno se equilibra, el entorno también se equilibra. Esa es la verdadera práctica”, concluyó.



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