Salta
9/12/2024 18:33
“Inclusion educativa: los desafios diarios de las familias y profesionales en Salta”
Por DATASA
Una realidad alarmante
María José Salcedo destaca que el acceso a la educación inclusiva en Salta enfrenta numerosos obstáculos, desde prejuicios hasta la falta de formación docente. “Esto es algo que sucede todos los días para las familias. En las instituciones educativas hay una discriminación desmedida que no está regulada como corresponde, y esto se multiplica en Salta”, afirmó Salcedo.
Uno de los problemas más recurrentes es la exclusión de niños con autismo u otras discapacidades al momento de ingresar a colegios privados o incluso públicos. Salcedo relató casos de familias a las que se les negó la matrícula bajo excusas como “no hay cupo” o con mecanismos de sorteo, en contraste con niños sin diagnóstico que sí fueron aceptados.
El rol clave de los docentes y las instituciones
Para Salcedo, la raíz del problema radica en la falta de formación específica en discapacidad dentro de los programas de formación docente. “Cuando me formé, lo que recibí sobre autismo fue apenas una carilla. Imaginemos entonces a los docentes que no están especializados y que, además, trabajan en contextos desafiantes”, comentó.
Las maestras de apoyo a la inclusión (MAI) cumplen un rol fundamental, pero su presencia en las aulas es limitada debido a la falta de regulación y recursos. A esto se suma la sobrecarga de los profesionales de la salud que colaboran con las instituciones. “Trabajamos con más de 30 o 40 chicos, y rara vez los colegios nos llaman para preguntar cómo pueden adaptarse o mejorar la inclusión”, explicó Salcedo.
Desafíos legales y estructurales
Otro aspecto crítico es la regulación de los derechos de los estudiantes y los profesionales que los acompañan. Según Salcedo, los profesionales enfrentan precarización laboral y una falta de reconocimiento de sus derechos básicos, como licencias por enfermedad o vacaciones.
Asimismo, destacó que las familias muchas veces deben acudir a instancias legales para garantizar el derecho a la educación de sus hijos. Un caso paradigmático fue el de un niño con retraso madurativo que, tras completar la primaria en una escuela regular, fue obligado por las autoridades educativas a ingresar a un secundario regular, a pesar de que sus necesidades apuntaban a un entorno más especializado.
Impacto a largo plazo de la inclusión educativa
La inclusión bien implementada no solo beneficia a los estudiantes con discapacidad, sino también al resto del alumnado. Salcedo subrayó la importancia de promover experiencias inclusivas desde la infancia: “Los chicos no nacen discriminando; somos los adultos quienes les enseñamos. Cuando hay un niño incluido en un aula, el grupo entero aprende a empatizar y valorar la diversidad”.
Tecnologías y recursos asistidos: una puerta al futuro
Entre las herramientas disponibles, Salcedo destacó sistemas como Irisbond, una tecnología de seguimiento ocular que permite la comunicación para personas con parálisis o autismo. Aunque costosos, estos dispositivos pueden ser cubiertos por obras sociales nacionales, algo que muchas familias desconocen.
La formación como eje de cambio
Para Salcedo, la solución a largo plazo debe centrarse en la formación obligatoria y regulada para los docentes. También aboga por talleres para padres y alumnos que fomenten la empatía y comprensión de las diferencias.
“Incluir no es integrar a la fuerza, sino construir un entorno donde todos puedan aprender y crecer juntos”, concluyó.
DATASA continuará informando sobre los avances y desafíos de la educación inclusiva en nuestra región.