Deportes

26/12/2022

¿Por qué queremos tanto a Messi?

La historia detrás de esta imagen solo confirma el enorme corazón que tiene nuestro capitán.


Haber salido campeones del mundo reflotó la historia de todos nuestros jugadores de la selección masculina. Muchas de estas, historias de superación, de haber nacido en barrios humildes, pueblos olvidados, con padres laburantes que los llevaban a jugar en bici, otras abuelas que que los alentaban a seguir, y más. Pero también vieron la luz historias anecdóticas de personas que tuvieron el placer de conocer a estos chicos.

La mejor de estas últimas, la de Tommy, el nene que “tiene “la misma enfermedad que Messi. ¿Por qué? porque nos deja la tranquilidad de que toda la admiración que sentimos por Lionel es acertada, porque su corazón es enorme y es, como todos y todas pensamos, un hombre sencillo que llegó a estar en la cima del mundo sin perder su esencia.

Allá por 2008 una mamá, Barby, la dueña de esta anécdota, estaba segura de que la salud de su hijo no estaba óptima y que los médicos evitaban investigar realmente qué sucedió. Entonces, lo hizo ella y cuando logró dar con las coincidencias necesarias, se acercó al escritorio del pediatra y le dijo “Tommy tiene lo mismo que Messi” con todos los papeles necesarios en frente. Lo curioso de esta frase es que estaba configurada para entenderse, porque si hubiera dicho “Tommy tiene déficit de hormona de crecimiento”, no hubiese sido lo mismo hace 14 años cuando la información sobre esta enfermedad era mínima.

Así, el profesional accedió a hacer todos los estudios correspondientes para descubrir que la intuición de esa mamá no había fallado. Ahora tocaba explicarle a Tommy, con apenas 4 años, que se iba a tener que poner inyecciones todos los días durante 10 años y que los resultados no van a ser visibles hasta el final del camino.

La respuesta al cómo hacerlo fue la misma que para cómo explicarle al pediatra lo que estaba sucediendo con su hijo: Messi. Compró un póster y lo pegó en el cuarto de Tommy para contarle que iba a comenzar un tratamiento y que era el mismo que tuvo que hacer el ídolo del fútbol. Porque es distinto pasar por algo solo que pasar por lo mismo que paso tu ídolo; y ahora Leo iba a ser esa compañía e imagen de fuerza para el nene. El siguiente paso para Barby fue intentar hacer que esa compañía pueda hacerse más real cuando la cosa se puso difícil.

Así consiguió el número de Jorge Messi y le comentó por lo que estaban pasando. El hombre le permitió visitar a Leo en un hotel, durante una concentración de la selección. Y ahí, en el lobby de ese hotel, se sentaron una mamá, Tommy ya con 6 años y el 10 de la selección a charlar, pero no de fútbol. Una conversación entre dos personas que se entendían, sobre lo difícil de esta condición; sobre cómo dolían las inyecciones a veces; sobre cómo tener paciencia; y, sobre todo, de que para llegar a lo más alto hay que esperar, pero que se llega.

Y si bien Tommy le dijo a Leo que no lo quería molestar con una foto, él le respondió que se saquen una, que “mañana la vas a querer tener”.

Hoy el hijo de Barby está fuerte y sano. Hoy Leo es campeón del mundo. Tenemos la seguridad de que hoy, ambos personajes de la historia, recuerdan ese día.


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