Nacional

27/11/2023

Algo anda mal

El 100% de los gobernadores electos son hombres.

La crisis de representación política está latente. Pero no solo porque los partidos no han sabido representar a su gente, ni siquiera los que históricamente se han caracterizado por este motivo. Sino porque más de la mitad de la población argentina quedó fuera de las gobernaciones.

Argentina tiene una población de 23.690.481 mujeres que no ven en el ejecutivo de sus provincias, o de los demás distritos, representación alguna. Hay territorios, como Salta, que jamás han tenido una mujer en el rol de la gobernación. Podemos hablar de algunos casos en los que la vicegobernación si es ocupada por mujeres, pero hablamos de la gran minoría y de un rol que básicamente se basa en el reemplazo eventual, más que en la constante confianza de la toma de decisiones.

Hay quienes se preguntarán por la Ley de Paridad de Género, la cual establece que las listas que se presenten para la elección deben integrarse ubicando de manera intercalada a mujeres y varones. Esta solo apunta a candidatos a senadores nacionales, diputados nacionales y parlamentarios del Mercosur. O sea, el poder legislativo nacional. Ni siquiera provincial y así es como tenemos solo una senadora mujer en Salta.

Entonces, ¿cómo nivelamos la situación? Las cuestiones de género deben analizarse desde muchas dimensiones y, en este caso, tal vez la teoría más acertada es la de la socialización del género. Esta se enfoca en cómo los individuos aprenden e internalizan las normas y expectativas la infancia a través de la familia, la educación, los medios de comunicación y la religión; que son agentes en este proceso. El género es una construcción social y asumimos roles que absorbemos de lo que vemos. Si no nos vemos representadas, difícilmente las mujeres vamos a crecer sintiéndonos capaces de ocupar puestos de poder. Termina siendo una cuestión de  educación, de deconstrucción y de animarnos. Pero no podemos dejar fuera la responsabilidad de una construcción social patriarcal que históricamente nos ha dejado afuera esgrimiendo un discurso obsoleto de “igualdad ante la ley”. ¿Y la igualdad de oportunidades?

También deben ser los hombres quienes den espacio a que tengamos representación, no validándonos, sino reconociéndonos como pares. Las decisiones que dirigen el rumbo del país siguen tomándose en “el asado de los vagos” y es algo que nos han confirmado off the record distintas figuras de la política salteña. Nos tocará entonces pararnos para exigir la apertura a la representación femenina en cada espacio.



Roma Bischoff


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