Salta
4/05/2023
Declaró la víctima de Federico Sánchez
El ex RRPP es juzgado por abuso sexual con acceso carnal, en el segundo día de juicio, la víctima contó los hechos.
En la segunda jornada de la audiencia debate seguida contra Federico Ariel Sánchez, a quien el fiscal Penal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual 1, Federico Obeid, acusa de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de una mujer, declaró la víctima.
Fue la primera testigo del día, por lo que se solicitó que Sánchez se retire de la sala. Por espacio de una hora, la mujer contó lo que le sucedió en 2012 y luego contestó preguntas de la Fiscalía, la querella y la defensa.
Al ser consultada por el fiscal Federico Obeid sobre por qué decidió denunciarlo en 2021, la víctima explicó que “nunca me olvidé de eso; siempre lo tuve adentro, siempre está presente” y que, al tomar conocimiento de que su primo, Pablo Rangeón, estaba siendo juzgado por abuso sexual de seis mujeres, se comunicó con una de las víctimas a través de Instagram y le manifestó que ella le creía, que Sánchez había usado un modus operandi similar con ella (drogarla y abusarla) y que había que detenerlos para que no hubiera más víctimas. El texto del mensaje enviado en 2021 fue leído por la mujer ante el Tribunal, que se encuentra a cargo del juez Marcelo Rubio.
El relato de la víctima
La mujer contó que un viernes de 2012, cerca de la 1 llegó al boliche que administraban su cuñado y hermana. Allí se encontró con Sánchez, que se desempeñaba como relacionista público del lugar y bebieron algunos tragos. Aproximadamente a las 5:30, éste se ofreció a llevarla a su departamento en calle Belgrano, a lo que accedió.
Relató que en el camino, el acusado la invitó a un “after” en casa de unos amigos, lo que aceptó. Aseguró que en el lugar estuvieron unos 40 minutos y que le volvió a solicitar al hombre que la llevara a su vivienda. Al subirse al vehículo de Sánchez, explicó, ése le dijo que antes de llevarla, pasaría a buscar algo por su casa, ubicada en el barrio de Tres Cerritos. Refirió que aceptó porque le estaba haciendo el favor de trasladarla, pero no se bajó del auto.
La víctima manifestó que, al regresar, lo hizo con una botellita de agua de medio litro y se la ofreció, insistiéndole que bebiera, lo que hizo. Luego, recordó, el hombre manejó por un período aproximado de treinta minutos por el barrio, especialmente por la plaza, hablándole insistentemente de su cuñado y su hermana, y haciendo caso omiso a su pedido de que la llevara a su domicilio.
Agregó que, finalmente cerca de las 7:30, llegaron a su departamento y él bajó para acompañarla, pidiéndole ella que no ingresara pues su pareja se encontraba de viaje. Contó que él le dijo que la ayudaría a entrar. Una vez que ingresó, ella se sentó en el sillón y vio cuando él cerraba la puerta con llave, para luego perder la conciencia.
La víctima expresó que despertó unas 18 horas más tarde (1:30 del domingo) en su cama, sin su pantalón y con la ropa interior cortada. En el piso, al lado de la cama, había una tijera. Manifestó que sentía un fuerte dolor en la zona genital y abdominal, algo que no era habitual en ella. Además, aseguró que su hogar se encontraba ordenado y, el acolchado de la cama de su hija, húmedo, pero se podía apreciar una mancha, como refregada, en el centro.
La mujer declaró que, al percatarse de lo que le había sucedido, llamó a su hermana para contarle, pero esta le expresó que necesitaban al relacionista público en el boliche porque llevaba mucha gente y no estaban atravesando un buen momento económico. Aseguró que sentía mucha vergüenza y, que a través de conocidos, llegó a un abogado que le manifestó que la denuncia iba a quedar en la nada por lo que le recomendó una indemnización económica.
La víctima dijo que se comunicó con Sánchez y, tras reclamarle lo que le hizo, le manifestó que entablara contacto con el abogado. Finalmente se arregló que al hombre se le descontaría una suma del producido en el boliche, que le era entregada a la mujer por su cuñado o hermana. Aseguró que durante todo ese proceso se sintió muy sola, sin apoyo de nadie y avergonzada por lo que le había sucedido y que “el acuerdo no era lo que yo quería, pero era otra época”