Judiciales

30/09/2025 16:20

Violencia Silenciada

En Mesa Chica, la periodista Silvia Noviasky analizó los números del Poder Judicial: las denuncias por violencia familiar y de género no aumentaron en el último año, pero sí se duplicaron las intervenciones en casos graves y crecieron las resoluciones judiciales.



Silvia Noviasky pasó por Mesa Chica y dejó en claro que detrás de los números fríos de la Justicia hay una realidad que interpela a toda la sociedad. Según explicó, entre 2023 y 2024 las denuncias por violencia familiar y de género en el distrito centro de Salta no mostraron un aumento. Sin embargo, el dato fuerte está en otro lado: las intervenciones de la Secretaría de Primera Infancia se duplicaron, pasando de 3.600 a 7.000 casos.


“Esto significa que no hay más denuncias, pero sí más situaciones graves en las que el Estado debe intervenir porque hay chicos en riesgo o mujeres expuestas a violencia extrema”, advirtió Noviasky. Para la periodista, se trata de un indicador preocupante: lo que no se traduce en denuncias, se refleja en emergencias que terminan en la órbita del Poder Ejecutivo.


El informe también reveló que en un año crecieron un 54% las resoluciones judiciales en causas de violencia de género, se cuadruplicaron las recaratulaciones —cuando un expediente cambia su carátula, por ejemplo de lesiones a abuso sexual— y se duplicaron las desestimaciones. “No siempre una resolución significa una solución real para la víctima”, señaló.


Los casos de femicidios y muertes violentas de mujeres siguen siendo la punta del iceberg, pero debajo, insistió Noviasky, hay miles de historias de denuncias que no prosperan, medidas de protección que se incumplen y decisiones judiciales que llegan tarde. “Cuatro medidas precautorias por día dictaron los juzgados en el distrito centro, pero si una perimetral se rompe cuatro veces y no pasa nada, ¿cuándo es suficiente?”, cuestionó.


La periodista recordó el caso del niño Leonel Francia, asesinado por su madre pese a las advertencias de la escuela y la intervención judicial. “Había señales claras, pero la respuesta institucional falló. Esa es la deuda más grande: que los mecanismos funcionen a tiempo”, subrayó.


Con datos duros y ejemplos concretos, Noviasky expuso la contradicción de un sistema que genera más resoluciones, pero que sigue dejando expuestas a mujeres y niños. “Lo mínimo que podemos exigir es que no nos maten ni que maten a nuestros hijos. No parece mucho pedir”, cerró.



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