Es el caso de Lautaro Alvaredo, un chico de 19 años que recibió una golpiza brutal por una patota. Los culpables aún se encuentran prófugos.
Aseguran que solo Máximo Thomsen tomó la palabra y se quejó de cómo fue llevada la investigación.
Una joven le hizo RCP y logró salvarlo: “Se me apareció la imagen de Fernando Báez Sosa”.